miércoles, 15 de octubre de 2008

La asesine por que era mía

No, no somos ni Romeo ni Julieta ni vivimos en un cuento/novela/libro/adaptación literaria medieval.

Esto que escribo, que bien podría ser un epitafio sobre una desafortunada situación se corresponde a la enajenación voluntaria y transitoria que sufro en este momento de satisfacción, por aquello de qué se yo, y ya he perdido la cuenta de lo que decía.

Cuna extraño fenómeno es la pubertad de las ideas revolucionarias, aquellas que insuflan silencios incómodos, situaciones verdes y esteparias como los donuts y las Os.

Y bueno, ya está, he liberado una serie de endorfinas, que desconozco lo que es y si viene a cuenta, que sin más especificaban ¡dentro de mi! un desarrollo que no quería actualizar.

Así que sí, eso, bueno, sí. Eso.

No hay comentarios: